El hombre que no participa en política deberá vivir
bajo la política de los impreparados .
Todo es
cuestión de enfoques y de la trinchera en que te encuentres. Apenas hace dos
semanas contábamos en nuestra ciudad con una vida común y ordinaria, al igual
que en el resto de la República, recordemos que en el mes de diciembre las
familias estaban reunidas celebrando y deseándose los mejores deseos para el
próximo año. Pero comenzando el 2017,
el primer día de enero se pusieron en marcha de manera poco ortodoxa los
incrementos a los combustibles. Todo se originó por el manejo de la información
y las diversas versiones oficiales para justificar los incrementos, mientras
unos voceros argumentaban que eran parte del Pacto de Mover a México, otros
decían que era por la Reforma Energética y unos menos que la liberación de
precios obedecía que la gasolina ya estaba en un precio muy barata, por lo que
debía ajustar a los precios reales. Estas son las consecuencias de no haberse
preparado para el fatídico error de diciembre.
En medio de
tantas declaraciones tan contradictorias por parte de los actores del Gobierno
Federal y del partido del que estos emanaron, surgieron las primeras dudas
sobre quien reclutó al equipo en el poder. Estos distinguidos servidores
públicos han demostrado que sus capacidades están muy por debajo del reto
emprendido, porque los presuntos logros obtenidos en estos cuatro años solo se
visualizan en su lista personal, no en el plano de la realidad social.
Definitivamente sus habilidades de comunicación fueron superadas por la rapidez
en que circulan las noticias en las redes sociales.
Bajo esta
perspectiva por parte del Gobierno, los ciudadanos tomamos decisiones con la
información que nos proporcionan, la cual es necesaria para tener un panorama
de nuestras expectativas laborales y los probables beneficios para la familia.
Indudablemente un papel importante es la planeación en base a la tendencia económica,
la cual vislumbra nubarrones en este nuevo año, particularmente con el tema del
precio de la gasolina.
Las
manifestaciones no se hicieron esperar en algunos puntos de la Republica, las
cuales posteriormente se replicaron en otras entidades federativas, pero lo que
comenzó como un buen acto de expresión fue utilizado por algunas personas para
cometer actos vandálicos y saquear tiendas departamentales. Por tal motivo la
Policía Federal realizó una investigación científica respecto de estas
protestas, llegando a la conclusión que en siete estados existen altos riesgos
de que se susciten más conductas delictivas. Siendo los principales promotores
el popular “Peje” conocido por todos como Andrés Manuel, con lo que reafirma
que es un verdadero peligro para México,
seguido de uno sus principales admiradores, Rodolfo Fernández Noroña,
quien ahora se ha declarado Independiente. Un dato interesante de este análisis
es que la entidad en donde más se cometen conductas antisociales es en la casa
del Priismo, allá en el Estado de México, de donde es originario nuestro
Mandatario Nacional. A dicho de personas del centro, es su estilo y arte el
gobernar en medio de la inconformidad y el caos, para que sean ellos mismos los
que apaguen los incendios.
Nuevamente
las redes sociales jugaron un papel crucial, más no valioso, porque comenzaron
a filtrarse notas irreales sobre actos de protesta que se habían salido de
control, en los que había actos de violencia por los manifestantes, saqueos y
actos de brutalidad por las fuerzas públicas. Estas notas fueron reproducidas
por los usuarios sin confirmar las fuentes, convirtiendo en viral lo negativo
de las protestas, con el afán de desprestigiarse ambos bandos. El Gobierno
Federal y los Gobiernos Locales tuvieron que negar los mensajes falsos,
publicaciones y audios que circulaban en las redes sociales, porque se
anunciaban detenciones masivas, toques de queda, desabastos y suspensiones de
servicios. La gran pregunta es ¿quién se beneficia con esta red de mentiras? Y
una nueva duda es ¿Por qué la gente comparte lo que no le consta?,
probablemente ven al igual que uno demasiada televisión, pero no distinguen
entre la realidad y la psicosis que generan.
Este
fenómeno social comenzó a suscitarse en nuestro Estado, los rumores se expanden
rápido por todos los rincones, pero afortunadamente en Baja California sigue
imperando la paz social, y los grupos inconformes actuaron con cordura. Siendo
una de las manifestaciones con mayores repercusiones, la que se hizo sentir en
la estación de Pemex en la Rosita, para impedir la entrada y salida de
tractocamiones, su intención protestar por el
incremento ordenado por Enrique Peña Nieto. Esta acción tuvo
repercusiones en las gasolineras de Mexicali y San Luis Rio Colorado, al llegar
el desabasto en poner en jaque a los automovilistas que están acostumbrados al
vital combustible para las actividades de su vida ordinaria. Según las
versiones de los especialistas, una vez que se liberen las instalaciones
tomadas, Pemex tardarían una semana en regularizar los servicios.
Estos hechos
nos llevan a reflexionar de cómo eran en el pasado las actividades cuando no
existía el vehículo de motor, y también a valorar como sería en pleno siglo XXI
cuando se agote el combustible, tal y como sucede en las series de televisión
enfocadas al apocalipsis. Si el Mundo cambió por siglos durante las primeras
civilizaciones y a partir del año 1900 cambió por décadas, hasta los grandes
avances a los que hoy estamos acostumbrados, entonces ¿qué va a pasar cuando se
agoten los recursos? En alguna ocasión se vivió la crisis global por el
petróleo en los 70’s originando un aumento desmedido del 40% en el precio, lo
que provocó un fuerte efecto inflacionista y una reducción en la actividad
económica. Este es el mismo impacto que generará la gasolina en México si no se
realizan los ajustes correspondientes en el precio, con medidas reales y
permanentes, no únicamente con pactos de buenas intenciones.
Notas al Vuelo: Peña es denunciado ante la PGR por encabezar una
red de funcionarios públicos ambiciosos…Gracias, me hicieron un mejor hombre– Obama
en su mensaje final…Este Pajarillo Sigue Volando.
El autor es analista político desde 1992,
catedrático universitario y tiene amplia formación en el servicio público.
Columna 224
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