UN TERRITORIO SIN PROTOCOLO
ES…
Por Juan Enrique “Pájaro” González
Todo es
cuestión de enfoques y de la trinchera en que nos encontremos. Cuando el Mandatario
de la Nación era el Jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal, aplicaba la
misma estrategia de lo que hoy realiza como Presidente, tenía contacto diario con
los Medios de Comunicación, aplicaba los apoyos a programas asistenciales, se
movía en un bocho que era propiedad de su chofer Nico, ¿se acuerdan de él?, permitían
que la gente no respetara las leyes porque no podía combatir la inseguridad,
realizaba mucho contacto ciudadano con las clases populares pero en contraparte
se confrontaba con quienes gozan de otro nivel intelectual y social. Siempre
buscaba quedar bien con todos, pero cuando no sucedía lo que él esperaba, descalificaba
a quien pensara diferente y generaba las circunstancias más inverosímiles para
crear una caja china, la misma que sigue aplicando hoy para distraer a la
opinión pública.
¿Esta fórmula mágica
les suena familiar a cualquier circunstancia actual que se vive en el país? Al
final, la Capital de esta poderosa Nación sigue igual en el antes, durante y
después de la era de Andrés Manuel, claro que ha avanzado porque la sociedad
debe de evolucionar, pero no ha llegado a un punto de excelencia que es el que
nos quieren vender. La falta del trato para atender los asuntos diarios, para
conciliar y manejar un lenguaje incluyente es muy notaria, tanto que quienes
admiran y confían en él, hacen todo para defenderlo a capa y espada, aun cuando
lo abuchean en un estadio en la Ciudad de México, en el campo de los sueños dónde
ahora nos presume que siempre ha jugado béisbol y que inclusive hoy nos presume
que era prospecto de Ligas Mayores. Pero porque antes en sus 18 años de carrera
presidencial ¿nunca nos había comentado lo anterior? Solamente falta que culpe
de no haber jugado en la Gran Carpa a otro mexicano que se atrevió a ser
irreverente, porque tenía un gran talento deportivo y un carisma que movió a
otros a jugar al béisbol, a un tal Fernando, por haberle robado sus sueños.
Lo anterior es
producto de que no existe un Mandatario que respete las normas sociales, ni los
convencionalismos, ni mucho menos el protocolo que debe de seguir el Presidente
como líder de una Nación, un protocolo son las reglas que van desde el comportamiento,
la seguridad y el lenguaje, ese lenguaje que nos recuerda que “lo que quiso
decir el Presidente fue…” pero la gran diferencia con Vicente Fox, es que Fox
si aceptaba la crítica y reconocía cuando se equivocaba. En contraparte pensemos
en un jefe de trabajo, un maestro de escuela o un padre de familia que
simplemente se limita a imponer sus puntos de vista, a pesar de los pesares, y
todavía debemos de defenderlo ante el alud de críticas que se generan por su
actitud.
Y aquí tenemos
un caso muy particular, porque un Presidente sin un rumbo claro, conduce un
auto por un camino poco claro y máxime cuando los demás lo siguen en vehículos que
están igual que el de nuestro líder nacional. Hace unos ayeres era impensable
que un ciudadano mexicano circulara por territorio nacional un automóvil sin
placas, como también lo era que intentará manejar un carro con placas de
California, porque inmediatamente intervendría la autoridad fiscal o de tránsito
para solicitarle la documentación que avalara que ese vehículo de motor
estuviera legalmente en el país. Claro esa la situación de México hace unos
ayeres en las que se aplicaba la ley.
En la
actualidad la situación es más relajada, ya que la autoridad federal primero
permitió que un ciudadano mexicano
circule en su comunidad sin papeles, lo que hoy se conoce como autos chocolate,
bajo el argumento de que posteriormente lo regularizaría. Sin embargo el tema se
ha ido relajando cada vez, al grado que es común ver a un paisano manejando un
vehículo con placas de los Estados Unidos de Norteamerica, de cualquier Estado
de los vecinos del Norte, cuando antes solamente eran de California, por lo que
hoy es común ver placas desde las regiones con los que somos frontera, como las
entidades más alejadas.
No
necesariamente se caracterizan por conducir con respeto a las leyes locales,
mucho menos respetarían las reglas del otro lado, que son en definitiva más
estrictas. Por eso resulta increíble que el gobierno federal permita esta
situación, una libre circulación de unidades sin placas, sin licencias y mucho
menos sin seguros de responsabilidad.
Este pequeño
detalle abrió la puerta para que personas lucraran con quienes no cuentan con
recursos para regularizar sus unidades, por lo que crearon organizaciones
sociales sin fines de lucro, para ofrecer sus servicios y asesoría legal, con
el fin de mantener un control de identidad, que no es lo mismo que regularizar,
pero el objetivo era ese, hacer creer a la gente que tendrían placas para
circular por las calles de la ciudad, todo a cambio de una cuota de
recuperación, la cual obviamente debe de
ser renovada anualmente.
Esta
circunstancia ha llevado a que existan organizaciones campesinas, sociales y de
todo tipo que con sus siglas le dan valor a un pedazo de papel que hace las
veces de láminas oficiales, por tal motivo, han emitido además calcomanías,
tarjetas que aparentan ser para circular y hasta identificaciones que fungen
como licencias, todo por una módica cantidad anual que deben revalidar para no
perder sus derechos como asociados.
La parte más
delicada es que mientras existen grupos que promueven manifestaciones y
bloquean carreteras para que no paguemos las cuotas, son los mismos grupos que
circulan sin placas oficiales, que ya los vemos en caminos locales, así como en
libre circulación por vías federales, poniendo en riesgo no solamente a los
tripulantes sino, a quienes están a su alrededor cumpliendo con todas las de la
ley. Al respecto, la policía federal está ahí presente en estos actos que
califican como delitos, ya sea para circular sin placas o para bloquear el
libre trabajo de empresas que invierten en el desarrollo del país. Somos un país sin ley y sin placas.
Notas al Vuelo: Una carta dice más que mil palabras, primero fue la
Carta del Diputado que abandona el barco… ahora es la del Presidente que quiere
hundir el barco... Lo cual no deja a ninguno de los dos bien parados. Este
pájaro #SiVuela.
El autor es analista político desde
1992, catedrático universitario y tiene amplia formación en el servicio
público.
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