Por
Juan Enrique “Pájaro” González
Todo es
cuestión de enfoques y de la trinchera en que nos encontremos. Las
Instituciones Públicas fueron creadas por el Estado para contribuir al
desarrollo de la sociedad, y la sociedad se organiza para fortalecer el
desarrollo de las Instituciones. Son ciclos de la vida política y social que se
cumplen en la casa, en la escuela, en los centros de trabajo y en el contacto
diario con otras personas que podrán pensar igual o inclusive votar diferente a
nosotros, pero que coinciden en la importancia de actuar en base de principios
y valores, este es el camino correcto. Bajo estos postulados, se escribe esta
columna cuyo título se toma de una entrevista realizada al Síndico Procurador,
que recalcaba la importancia de retomar el camino correcto.
Cuando la
sociedad se decide en participar, lo hace con la completa libertad con la que
nació la oposición en este Estado, aquella que en los 50’s discernía del
sistema autoritario, por eso se organizaron en partidos políticos para tomar
decisiones libres y democráticas, con conciencia responsable y cívica. No
queremos que los partidos se desvíen del camino organizando elecciones donde se
coarta la libertad de expresión, o bien se otorguen gratificaciones en todas
sus expresiones por parte de Instituciones Públicas, para que el ciudadano
emita su voto. Este no es el camino correcto, cuando fundaron ese Partido lo
hicieron huyendo de las tácticas que aprisionan la lucha. Por eso cuando se anunció que el líder moral
del Sol Azteca no vendría al Estado, se presagiaban vientos huracanados en el
interior de los simpatizantes de este partido.Ahora que se avecinan los cambios en las delegaciones federales, es porque un grupo político presiona por espacios para el crecimiento de su gente, con el argumento que esto permitirá que las Instituciones Públicas cumplan con su función principal ya que el ciclo se ha agotado. Pero el camino correcto debería de ser que desde un principio se hubieran seleccionado a personajes que cumplen con el perfil del espíritu de servicio que marcan los cánones revolucionarios. O podría ser como dijo un político cachanilla con respecto a estos enfrentamientos del poder de “que todo es un Mito” y que en su momento se acreditara la necesidad de los cambios.
Finalmente,
cuando se ingresa a un Partido se hace con la alta motivación que nos permite
identificarnos con su filosofía, no con el “sospechosismo” que en la actualidad
han motivado a más de tres mil personas para pertenecer de manera espontánea al
Partido gobernante. El camino correcto es tomar la iniciativa para decir no al
corporativismo, a aquel al que se oponían fuertemente los bajacalifornianos que
salían a las calles para expresar su voz, o bien para golpear las cacerolas que
decían “aquí estamos para evitar que sea mutilada nuestra voluntad’.
Notas al Vuelo: Si escribes libre como el viento, ellos vendrán…la
moneda sigue en el aire. El autor es analista político desde 1992, catedrático universitario y tiene amplia formación en el servicio público.
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